12.13.2010

B L A N C A N I E V E S

Cometiste un grave error.
Yo te lo advertí, te dije que si no me  hacías caso te arrepentirías. Es una pena, pero te pasa por ser una niña desobediente. No debiste decírselo a nadie, nadie debía saberlo, pero ¡Ay! ¡Tenías que contarlo! No trates de esconderte, ya es tarde, lo hecho, hecho está y me temo que ya no puedes hacer nada.
¿Qué te voy a hacer? ¡Ay, querida! ¿Es que no entendés? No se trata de lo que VOY a hacer, sino de lo que YA hice. Es tarde, demasiado tarde… ¿No sentís nada todavía? Esto es mucho más lento de lo que creí, pero por lo menos me da tiempo para hablarte un poco.
Nunca te quise ¿Lo sabías? Nunca. Siempre detesté estar cerca de ti, tu inocente estupidez era realmente insoportable, un verdadero desperdicio de belleza: tu precioso cutis blanco; tu ondulado pelo, negro brillante y tus facciones infantiles.
Debo admitir que sí me sorprendiste al desafiarme: a pesar de que me expresé claramente diciendo que te convenía no contar nada, lo  hiciste igual.
Me parece que ahora sí lo estás sintiendo ¿Me equivoco? La sangre se te congela en el pecho, sentís náuseas y mareos, te cuesta respirar… ¿Es doloroso? Eso parece.
¡Ay, pequeña! Te levantaría del suelo, me doy cuenta de que te está costando y veo claramente que intentás sostenerte de los muebles, pero, verás, yo ya no soy tan joven como antes y tratar de levantarte le haría daño a mi espalda y sería un esfuerzo innecesario, no lograrías nada.
Los encontré en mi jardín, los frutos rojos digo. Son eficaces y se ven deliciosos aunque no los probé, claro. Algo peligrosos, pero sabrosos ¿No los notaste? Estaban en tu porción de torta.
Eso… así está mejor. Si cerrás los ojos está mucho mejor…Muy bien. Ahora descansa, pequeña Blancanieves.

SCARLET

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